El tamaño: a simple vista lo primero que llama la atención a cualquier persona que no entienda de coches es el tamaño. Los vehículos norteamericanos son mucho más grandes que los europeos. Son los inventores de las limusinas enormes, de los todoterrenos desproporcionados y de los pick up XXL. A ellos les gustan los automóviles grandes porque son muy ostentosos y les parecen más cómodos. A lo largo de esta entrada veremos que una de las cosas que más demandan es el confort. Para que un modelo de gran tamaño no sea un engorro es necesario circular por carreteras anchas, rectas, poco sinuosas. Y que las ciudades fomenten el tráfico rodado, construyendo anchas avenidas de varios carriles y buenos sistemas de aparcamiento público.
Motores potentes: al ser uno de los países con mayores reservas de petróleo, los combustibles tradicionalmente han sido muy baratos. Por eso apenas se venden mecánicas diésel, decantándose casi todo el mundo por motores V6 o V8, en contraposición a los cuatro cilindros tan típicos de Europa. Además, los propulsores favoritos -de gasolina y alta cilindrada- suelen ser más sencillos, más fiables y más fáciles de reparar que los de aquí. Salvo los más concienciados con el medioambiente –propietarios de híbridos y eléctricos-, cualquier persona normal y corriente conduce vehículos de 4.000 centímetros cúbicos, sin plantearse nociones tan arraigadas en Europa como el consumo de combustible.
Cambios automáticos: la gran mayoría de los automóviles que circulan en Estados Unidos son automáticos, siendo meramente testimonial el número de unidades con cajas de cambios manuales. Debido a su obsesión por el confort, no creo que haya prácticamente nadie que sepa manejar una palanca de cambios manual.
Motores potentes: al ser uno de los países con mayores reservas de petróleo, los combustibles tradicionalmente han sido muy baratos. Por eso apenas se venden mecánicas diésel, decantándose casi todo el mundo por motores V6 o V8, en contraposición a los cuatro cilindros tan típicos de Europa. Además, los propulsores favoritos -de gasolina y alta cilindrada- suelen ser más sencillos, más fiables y más fáciles de reparar que los de aquí. Salvo los más concienciados con el medioambiente –propietarios de híbridos y eléctricos-, cualquier persona normal y corriente conduce vehículos de 4.000 centímetros cúbicos, sin plantearse nociones tan arraigadas en Europa como el consumo de combustible.
Cambios automáticos: la gran mayoría de los automóviles que circulan en Estados Unidos son automáticos, siendo meramente testimonial el número de unidades con cajas de cambios manuales. Debido a su obsesión por el confort, no creo que haya prácticamente nadie que sepa manejar una palanca de cambios manual.
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